domingo, 8 de mayo de 2016

LA NOCHE DE LOS FEOS, de MARIO BENEDETTI

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/benedett/la_noche_de_los_feos.htm







1.- Atendiendo a los hechos más significativos del cuento, realiza un resumen del cuento.




2.- Realiza una descripción, física y psíquica, de los personajes principales de la historia. ¿Cómo son físicamente? ¿Qué sienten ante su fealdad? ¿Cómo logran compenetrarse?




3.- Vivimos en la era de la imagen. En nuestra sociedad se le otorga una gran importancia a la belleza física y los personajes del cuento son conscientes de ello hasta el punto de que odian su propio rostro, su propia fealdad. Seguro que tienes una opinión acerca de esta cuestión, ¿debería esto de ser así?






4.- Has meditado acerca de este tema, pero, aunque sabemos que quizá no sea justo el sufrimiento de los personajes, nosotros también hemos sentido rechazo o nos hemos rechazado por…………………




5.- “Tal para cual”, dice la protagonista del cuento al entrar a la cafetería y sentirse observada por los clientes del local en compañía del hombre, también feo. Y Añade: “Un lugar común”. ¿A qué se refiere?




6.- Podría enamorarme de una persona fea, nunca, por qué no, sí……………………




7.- Cuando los personajes consienten en pasar una noche juntos, apagan todas las luces y cierran las persianas para no verse. Sin embargo, el protagonista dice: “Sus manos también me vieron”. Comenta esta frase.




8.- Esa noche evitan tocarse el rostro, en el que reside su fealdad. Pero llega un momento en el que deciden acariciar también los signos de su fealdad y lloran. El alba les trae la luz y descorren las cortinas: se sienten desgraciados y felices. ¿Por qué?




9.- Acabamos de leer el mito de Narciso, el joven de incomparable belleza que se enamora de sí mismo y, por ello, muere. Como ves, el personaje es totalmente opuesto a los protagonistas de nuestra historia, sin embargo ambos son conscientes de su físico; uno, por su belleza y el otro, por su fealdad. ¿Cómo podemos relacionar estas dos historias? ¿Es cruel el destino de Narciso o merece la muerte por causar el sufrimiento de quienes lo contemplan y a quienes desdeña?

                                  EL MITO DE NARCISO

Eco era una joven ninfa de los bosques, parlanchina y alegre. Con su charla incesante entretenía a Hera, esposa de Zeus, y estos eran los momentos que el padre de los dioses griegos aprovechaba para mantener sus relaciones extraconyugales. Hera, furiosa cuando supo esto, condenó a Eco a no poder hablar sino solamente repetir el final de las frases que escuchara, y ella, avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.

Por su parte, Narciso era un muchacho precioso, hijo de la ninfa Liríope. Cuando él nació, el adivino Tiresias predijo que si se veía su imagen en un espejo sería su perdición, y así su madre evitó siempre espejos y demás objetos en los que pudiera verse reflejado. Narciso creció así hermosísimo sin ser consciente de ello, y haciendo caso omiso a las muchachas que ansiaban que se fijara en ellas.

Tal vez porque de alguna manera Narciso se estaba adelantando a su destino, siempre parecía estar ensimismado en sus propios pensamientos, como ajeno a cuanto le rodeaba. Daba largos paseos sumido en sus cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba. Nuestra ninfa le miró embelesada y quedó prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para acercarse.

Narciso encontró agradable la ruta que había seguido ese día y la repitió muchos más. Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia, temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso sobre aviso de su presencia, descubriéndola cuando en vez de seguir andando tras doblar un recodo en el camino quedó esperándola. Eco palideció al ser descubierta, y luego enrojeció cuando Narciso se dirigió a ella.

- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?

- Aquí... me sigues... -fue lo único que Eco pudo decir, maldita como estaba, habiendo perdido su voz.

Narciso siguió hablando y Eco nunca podía decir lo que deseaba. Finalmente, como la ninfa que era acudió a la ayuda de los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso el amor que Eco le profesaba. Ella le miró expectante, ansiosa... pero su risa helada la desgarró. Y así, mientras Narciso se reía de ella, de sus pretensiones, del amor que albergaba en su interior, Eco moría. Y se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, repitiendo en voz queda, un susurro apenas, las últimas palabras que le había oído... "qué estúpida... qué estúpida... qué... estu... pida...". Y dicen que allí se consumió de pena, tan quieta que llegó a convertirse en parte de la propia piedra de la cueva...

Pero el mal que haces a otros no suele salir gratis... y así, Nemesis, diosa griega que había presenciado toda la desesperación de Eco, entró en la vida de Narciso otro día que había vuelto a salir a pasear y le encantó hasta casi hacerle desfallecer de sed. Narciso recordó entonces el riachuelo donde una vez había encontrado a Eco, y sediento se encaminó hacia él. Así, a punto de beber, vio su imagen reflejada en el río. Y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente cegado por su propia belleza, en el reflejo. Y hay quien cuenta que ahí mismo murió de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros dicen que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas. En cualquier caso, en el lugar de su muerte surgió una nueva flor al que se le dio su nombre: el Narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.









SAN JUAN DE LA CRUZ VISTO POR UNA ALUMNA.........